lunes, 12 de diciembre de 2016

LA TRAMPA DEL SALARIO MÍNIMO

Actualmente se cumplen ocho años desde que comenzó la Gran Recesión en EEUU y desde entonces se ha puesto en marcha un debate sobre la elevación del salario mínimo interprofesional (SMI) como una vía de escape para acabar con la pobreza y las desigualdades salariales.

A raíz de este debate, han surgido una gran disparidad de opiniones entre los que piensan que es una medida favorable y por el contrario los que rechazan esta idea ya que estiman que puede desencadenar un efecto muy negativo para el empleo y consecuentemente para la economía.

Si torcemos la vista hacia el año 2012 es normal que se nos venga a la mente el año negro para el paro, puesto que España finalizó dicho año con la tasa más alta de desempleo de la historia superando el 26%. Durante los años posteriores, mediante la aplicación de nuevas políticas y reformas ha ido disminuyendo muy lentamente este porcentaje, pero hoy en día nos encontramos por debajo del veinte por ciento lo que conlleva una disminución de la pobreza en el país.

A pesar de ello, sigue existiendo un elevado índice de familias pobres en nuestro país, y la mayoría de estos casos se deben a que ninguno de los miembros de estas trabajan. Y es en esta circunstancia cuando surge la pregunta de ¿un aumento del salario mínimo beneficia o perjudica?

Muchos economistas han estado trabajando en esta idea, pero lo cierto es que generalmente esta medida no sería beneficiosa en ningún caso, ya que no aliviaría la pobreza ni las desigualdades salariales.

Por un lado el incremento del salario mínimo motiva a las empresas a sustituir la mano de obra menos cualificada por aquellos trabajadores más cualificados o simplemente sustituirían este tipo de mano de obra por otros factores de producción, equipo y capital. Esto supondría la caída de la demanda de puestos de trabajo y de esta forma se verían perjudicados los colectivos a los que se pretende favorecer.
Por otro lado, como dije anteriormente, muchas familias son pobres porque todos sus miembros se encuentran en paro, por lo que a ellos esta medida no sólo no les beneficiaria porque al no tener trabajo les es indiferente un aumento del salario mínimo, sino que les perjudicaría porque en ese caso la dificultad de encontrar trabajo aumentaría.

Además se han llevado a cabo numerosos trabajos que afirman la existencia de una estrecha correlación entre la subida del SMI y la pérdida de empleo juvenil y no cualificado, sobre todo, en el sector de la economía con una mayor propensión a demandar ese tipo de mano de obra.

Lo cierto es que el salario es oportuno elevarlo a medida que la economía va creciendo y se va recuperando. Por lo que se refiere a España, esto se ha llevado a cabo debido a que según el INE (Instituto Nacional de Estadística) el SMI ha crecido entre 2008 y 2016 un 14,82% y paralelamente el coste de la vida lo ha hecho un 8,62.


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